🇪🇸 Anatomía de una caída – www.marca.com

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Date Heure de publication : 2024-05-08 19:41:37

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Una vez certificado el descenso de la UD Almería a Segunda división, es momento de depurar responsabilidades o, al menos, buscar explicaciones del porqué de un año tan catastrófico. Probablemente el peor en la historia del club indálico. El resumen global hasta ahora: 17 puntos en 34 jornadas, siendo uno de los peores colistas de la historia de LaLiga desde que las victorias se cuentan por tres, tan solo dos míseras victorias en la competición doméstica, ni una en 17 encuentros como locales, es decir, sin ganar en el Power Horse Stadium desde hace casi un año (la última el 20 de mayo de 2023 en un 3-0 ante el Mallorca) y una sangría de goles impropia de un equipo de Primera División con 67 tantos a falta de 4 jornadas, convirtiéndolo en el equipo más goleado de la categoría. Todo ello define el desastre histórico de un equipo cuyos planes iniciales eran radicalmente diferentes.

Tratemos de buscarle un sentido a estos registros. Tras una permanencia agónica en el último minuto del último partido de la pasada campaña frente al Espanyol y con el objetivo de que el club se consagrase en Primera División, los errores que se cometieron fueron demasiados. Con la declaración oficial en rueda de prensa por parte de Rubi tras ese partido anteriormente mencionado de que dejaba el club, la dirección rojiblanca tuvo tiempo suficiente para madurar y escoger la mejor opción en la elección del nuevo entrenador.

La llegada de Vicente Moreno terminó siendo, a la postre, un error grosero. De hecho, el único error que ha admitido el club de manera pública, más concretamente de boca de Mohamed El Assy, Director General de la UD Almería, tras recibir varias indirectas del técnico de Masanasa a través de diferentes medios de comunicación una vez se había marchado. La pretemporada no fue la más indicada, tal y como desveló El Assy en aquella comparecencia y deslizaban entre líneas algunos futbolistas cuando se ponían delante de los micrófonos. El equipo se caía a partir de la hora de partido y todas las miradas estaban puestas en la figura de Vicente Moreno como responsable de una preparación física más que mejorable en pretemporada, como así cuentan desde el club.

Una pretemporada con carencias

Los resultados en aquel ‘stage’ en Marbella no fueron los esperados, a pesar de que todos los entrenadores suelen decir que el resultado final del partido no es lo más importante a esas alturas. Lo que sí está claro es que, cuando una pretemporada tiene carencias, el año termina saliendo rana, como se ha podido comprobar. Pero este no ha sido el único problema. También podríamos pasar, aunque de puntillas, por la decisión de quitar las gradas supletorias de los fondos sin tener la certeza de que la segunda fase de remodelación del estadio se iba a llevar a cabo a final de temporada, teniendo en cuenta que, para cualquiera, la posibilidad de descenso era real por mucho que intentasen obviarla de cara al público desde las altas esferas del club. Digo de puntillas porque está claro que dos gradas no ganan partidos a la larga, pero el ambiente absolutamente desangelado al que se ha visto sometido el estadio es evidente que no ha ayudado. Ahora, lo más seguro es que la pala y el hoyo toque aplazarlo un tiempo, teniendo en cuenta que tienen hasta 2027 por contrato para llevarlo a cabo.

Tampoco ha ayudado el desmantelamiento que sufrió el equipo a partir del 30 de junio. Once bajas (muchas de ellas necesarias) y ocho altas. Es obvio que la UD Almería es un club principalmente vendedor con la llegada de la nueva propiedad, al más puro estilo Villarreal, club en el cual se han fijado Turki y sus hombres desde su llegada al sureste de España. Y la verdad que es un gran modelo a seguir, sin duda el que debe desarrollar el Almería. No obstante, como cualquier otra entidad vendedora, puede sufrir el riesgo de quedarse sin un bloque importante de jugadores que le den continuidad al proyecto y que deje al equipo completamente desnaturalizado. Cambiar tantísimos jugadores de un año para otro suele ser peligroso e incluso, el que escribe este artículo, ha llegado a hablarlo de manera distendida con algún directivo del club indálico en algún momento de la temporada. Girona u Osasuna han sabido crecer, siempre con un bloque reconocible de futbolistas que vienen de la categoría de plata, por poner un par de ejemplos.

Adiós a los pilares del ascenso a Primera

Se marcharon, entre otros, Samú Costa, César de la Hoz, Babic y Rodrigo Ely. Cuatro futbolistas que fueron pilares en el ascenso de los almerienses a Primera. Tres de ellos, capitanes la pasada temporada. También hubo cambio de delantero por segundo año consecutivo y, aunque, si bien es cierto que es un aspecto en el que la propiedad ha brillado siempre desde su llegada, el sustituir al ‘9’ práticamente cada año algún día iba a terminar saliendo mal. Koné no es Darwin ni Sadiq ni siquiera El Bilal y, para más inri, ha tenido la mala fortuna de sufrir una lesión gravísima que estuvo a punto de incluso poder retirarlo del fútbol.

Este último aspecto enlaza con el siguiente motivo del desastre, uno de los más relevantes: la defensa. La marcha de Rodrigo Ely por motivos personales que el club, con buen criterio, terminó aceptando y la venta ya con la temporada empezada de un Babic que hubiese preferido continuar en la entidad almeriense, mermaron la zaga rojiblanca. Una zaga que ya estuvo tremendamente discutida el pasado año por la afición, quienes han terminado echando de menos a la pareja de centrales del ascenso. Se fueron dos defensas y el club fichó a Édgar (más centrocampista que central) y a César Montes por la friolera de 14 millones de euros (10 fijos más 4 en variables). Una cantidad del todo desorbitada por un central que venía de descender con el Espanyol y que ha terminado siendo un fiasco de fichaje. El club perico le sacó hasta los higadillos a un Almería que tuvo que esperar prácticamente al minuto final de mercado para conseguir firmar a un central. El culebrón de la zaga ni empezó ni ha terminado saliendo bien y prueba de ello son los 67 goles encajados a lo largo de la temporada que han sentenciado al Almería al descenso.

Muchos cambios en la plantilla

La plantilla que realizó la pretemporada en poco se parecía a la que comenzó la Liga. De hecho, de las ocho incorporaciones que realizó el club, tan solo Édgar, que fue fichado el 6 de julio, estuvo bajo las órdenes de Vicente Moreno en esas sesiones veraniegas preparatorias. Teniendo en cuenta que el primer partido de los andaluces en Liga era el 11 de agosto de 2023, los fichajes llegaron tarde, excesivamente tarde. Lopy llegó el 5 de agosto, Arribas y Pubill lo hicieron el 9 del mismo mes, Baba un día más tarde, Maximiano y Koné el 16 y César Montes cerró la lista el 1 de septiembre. Algunos comenzaron a jugar con tan solo un entrenamiento con sus nuevos compañeros (caso de Baba o Maximiano) y otros sin completar ni siquiera una semana. Hacer un trabajo de adaptación con la temporada ya comenzada te coloca en clara desventaja.

La incapacidad del equipo para ganar también se explica desde el bajo rendimiento de algunos futbolistas que durante este año han disminuido sus prestaciones. Es decir, jugadores de los cuales sí se conocía su nivel en la UD Almería, que fueron importantes el año pasado y que esta segunda temporada en Primera han sido una sombra de lo que fueron. Son los casos de Adrián Embarba (héroe de la permanencia), Lucas Robertone (uno de los máximos asistentes en la 22/23), Gonzalo Melero (clave para Rubi) o Ramazani (su potencial está por encima de sus actuaciones). Pero también se explica desde otros casos de jugadores que directamente no dan el nivel. El centro del campo perdió dos pivotes defensivos con las marchas de César de la Hoz y Samú Costa (Subcampeón de la Copa del Rey) y no solo no se ha podido superar el nivel, sino que ha bajado considerablemente ya que Baba no ha funcionado y Édgar ha tenido que estar casi toda la temporada tapando agujeros en defensa. Todo ello resulta más grave cuando el club se gastó 52 millones de euros en el mercado de verano, la mayor inversión de un equipo en la liga española, solo por detrás del Real Madrid.

Hay un aspecto que ha influido enormemente y que no ha tenido que ver con la toma de decisiones y es el caso de las lesiones. El Almería se ha enfrentado al año más difícil en cuanto a plaga de lesiones, derivadas probablemente de esa mala pretemporada en el aspecto físico. Casi todos los jugadores de la plantilla han estado lesionados en algún momento de la temporada y Marc Pubill, Luis Suárez y Koné, han tenido que pasar por quirófano estando parados, 4, 7 y 6 meses respectivamente. El lateral se lesionó el 1 de septiembre de su rodilla y no pudo volver a jugar hasta principios de 2024, notándose demasiado su ausencia en esa zona del campo. El delantero colombiano se fracturó el peroné el 1 de octubre y, aunque regresó tres meses y medio después frente al Girona y Madrid, tuvo que pasar por quirófano al no estar completamente recuperado de esa fractura, perdiéndose otros tres meses y medio de competición. Y Koné, quien sufrió la lesión más grave de todas tan solo una semana después de la de Suárez, todavía no ha vuelto a jugar a pesar de que va convocado. Es decir, los almerienses jugaron casi cuatro meses sin delantero centro, algo que sin duda terminó penalizando mucho al equipo.

Los arbitrajes tampoco han ayudado

Los arbitrajes tampoco ayudaron a que el Almería pudiese salir del lodazal por su propio pie, algunas decisiones fueron minando sus ánimos y esta situación tuvo su apogeo en el ya famoso episodio del Bernabéu, donde demasiadas decisiones, todavía incomprensibles a ojos de prácticamente todo el mundo, terminaron de defenestrar a un club que venía ya muy tocado psicológicamente. A pesar de ello, estamos todos de acuerdo en que el Almería no ha perdido la categoría por los árbitros, sería absurdo pensarlo.

Uno de los aspectos que más han mosqueado a la afición han sido las falsas expectativas que se deslizaron desde el club tras el ascenso a Primera División. Las promesas de consagrarse en la máxima categoría del fútbol español, crecer con el objetivo de llegar a jugar en Europa a medio plazo y, sobre todo, el famoso “nunca volveremos a Segunda División” de Mohamed El Assy, que se pronunció hasta en tres ocasiones en momentos diferentes, han quedado en agua de borrajas. Una ambición desmedida de cara al público por la que muchos seguidores se sienten engañados, pero que no era tal de puertas para dentro, como así lo indica las cláusulas que firmaron cada jugador del equipo por las que se tendrían que bajar considerablemente su ficha en caso de descenso.

El último gran error ha sido el pasotismo con el que ha actuado Turki Al-Sheikh, dando a entender que ya no está tan interesado en el club como antes y provocando multitud de especulaciones por parte de la afición que en ningún momento salió a atajar de forma personal. El ministro de Arabia Saudí era y es un fiel amante de las redes sociales por donde aparecía para animar a su equipo cada temporada. Sin embargo, este año no ha habido ni rastro de tweets en referencia a su UD Almería que tan mal lo estaba pasando. De hecho, es la primera vez desde hace varios años que no ha viajado hasta España para ver un partido de su equipo, el último fue el partido frente al Espanyol donde se consiguió la permanencia.

El primer periplo en Primera del proyecto ‘Turki’ ha terminado en fracaso por todos los motivos expuestos en este artículo. Todos ellos juntos han propiciado que el Almería regrese a Segunda tan solo dos temporadas después de ascender. El proyecto deportivo ha fracasado, pero al igual que se ha destacado lo malo, es justo mencionar las cosas que sí se han hecho bien y que también engloban ese proyecto ‘Turki’. En primer lugar y más importante; las tramitaciones para la construcción de la ciudad deportiva, aunque llevemos demasiados meses para ver el diseño final. En segundo lugar; la remodelación del estadio con la primera fase que ha conllevado una mejora abismal de las instalaciones. Ahora quedará la segunda fase, la más complicada y costosa de llevar a cabo, pero que se terminará haciendo tarde o temprano. Y, por último, el cambio en la política del filial, que está dando sus frutos con su participación en el ‘playoff’ de ascenso a Segunda RFEF, así como el crecimiento y desarrollo de la cantera, el equipo femenino y el Genuine.